martes, 16 de octubre de 2007

desierto 4 (jacobo pallarés)

2.

Hombre (abrazado al estómago mujer 2)
hablo desde dentro
desde las entrañas
pero no desde mis entrañas
sino desde el interior de ella
lo contemplo todo filtrado por una frágil capa de piel
siempre he pensado que el mejor lugar para estar protegido es el interior de la madre
ahí estoy aún tranquilo sereno vigilando cualquier movimiento inestable brusco que me altere

la mujer 2 empieza a girar sobre sí misma con el hombre 2 colgado

hombre
todo va muy rápido
y así quiero contarlo

desde el interior de mi madre
desde el interior más protegido de mi madre
antes de romper con mis uñas escarpias la piel
antes de salir al mundo y vomitarlo todo

cae al suelo y se repone enseguida. Sostiene un muñeco de apego en su cara como ulises

eso pensaba todos los malditos días escondido en una vieja casa con miedo a salir a la calle
bueno
soy el que queráis que sea llamadme como queráis pues no importa mi nombre sino que estoy aquí delante de vosotros apartado de estos dos sabiendo que me están mirando
relacionadme si queréis con judas por ejemplo

estos últimos años me da por llorar llorar constantemente unas veces sin motivo otras quizás con motivo
sobre todo lloro cuando cierran el ataúd o cuando lo bajan al nicho o cuando lo cierran. lloro y me pongo de mala leche. de muy mala leche. y lloro más porque no me puedo controlar. no por la mala leche sino por las lágrimas. siempre que me he puesto a llorar he perdido el control. no he podido hablar no sólo cuando era niño sino ahora que se supone que soy adulto también pierdo el control.
cuando se me cierran las puertas o las ventanas o los negocios o las amistades. también lloro pero aquí puede más mi mala leche que mis lágrimas y una vez perdido el control arremeto contra todo aquello que está próximo: los que antes eran mis amigos, las puertas, las ventanas, los negocios… los cojo y los tiro a la basura de cualquier esquina. los apaleo antes, les hincho a patadas y luego los tiro a la basura.
estoy pensando… imaginaros que esta pérdida de control con su siguiente arrebato me diera cuando cierran la tapa del ataúd que es cuando también pierdo el control pero no tengo arrebatos. imaginaros que cojo el maldito ataúd y ante la flipada (atenta) mirada del resto de familiares lo tiro al suelo o a la basura. lo cojo me lo coloco en el hombro y lo lanzo.
la madera se parte el muerto mi abuela o mi abuelo rodando por el suelo con los ojos desencajados pero sin articular palabra. nadie me hace nada. nadie se atreve a tocarme. nadie me mira. nadie se mueve. se les queda para siempre la imagen de la abuela o del abuelo rodando por el suelo del cementerio.

Hombre acaba riéndose de la situación de manera estrepitosa ridícula
La mujer 2 la emprende a golpes con él

mujer 1 (mujer 2 y hombre se dan tortas)
la mujer elena le da una torta. él le pone la otra mejilla. le vuelve a dar una torta. le pone la otra mejilla. le vuelve a dar una torta.
estad muy atentos a como la mujer golpea la mejilla del hombre. espera. ahora suave, más lenta. bien ahora más fuerte. oís la mejilla como se estruja al sentir la palma. la mejilla sabe después de 10 tortas que viene la mano y se retrotrae hacia dentro hacia el cerebro. la mejilla toca la parte izquierda y derecha del cerebro. todo lo que piensa, siente el hombre lo siente la mejilla. la mejilla como centro de información. la mano de la mujer se aplasta sobre la mejilla y descubre toda la información de la que dispone la mejilla. la mujer le golpea más fuerte más fuerte. no se cree lo que está descubriendo. la mano recorre toda la mejilla, la otra ya no golpea se apodera de la cara, de la cabeza. lee el cuerpo del hombre
yo creo que el hombre o la mujer son centros de información generales, es decir, todo el pensamiento de la humanidad desde siempre reposa en el inconsciente del ser humano. todo lo que ha ocurrido en la humanidad está registrado paso a paso en nuestro interior y hay que buscarlo para conocernos. no conocer a elena sino ir más allá conocer al ser humano
por qué es así
qué es lo que hicimos para comportarnos de esta manera.
hay que sacarlo a ostias
enrojecer las mejillas hasta parecer que estén sangrando
hasta notarlas calientes hirviendo a punto de explotar
en ese momento uno es consciente de que no puede sacar más sin que se desborde la situación. cuando se descontrola la situación se ha perdido. ya no se sabe qué va a pasar, qué va a ocurrir y la secuencia que viene es imposible de calcular.
cuando se pierde el orden y no eres capaz de percibir que viene después te entra miedo. un pavor a desencadenar algo que acabe llevándote al abismo. te entra calor, mucho calor. las mejillas rojas, el cuerpo transpirando, las manos resbalan gotas de miedo. un miedo que te lleva a traicionar tus pasos tus actos tus palabras. te diriges contra lo que sea y la emprendes a golpes porque no sabes actuar de otra manera. estás acojonado, atemorizado… los golpes aumentan en intensidad, en dureza. ya no controlas ni tus movimientos. el miedo ha pasado a controlarte a hacer mella en tus fuerzas. vas desgastándote hasta ralentizar tus movimientos a movimientos imperceptibles. vuelves a un estado de cansancio que poco a poco consigue estabilizarse hasta dejarte en el suelo con la cara aplastada sobre el frío los ojos abiertos mirando a lo lejos pero ya tranquilo pero sintiéndote altamente traicionado por ti mismo

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