viernes, 24 de agosto de 2007

desierto de la memoria

rosa molero

Un actor está sentado junto a un muñeco de tamaño real, cuya apariencia es la de un anciano. Un actor o varios irán sacando objetos de un cajón.
Sacan una foto.

- Ernesto, Carmen y Emilio. Familia. Tu hijo, tu nuera, tu nieto. Te quieren. Cuidan de ti. Te pagan la residencia. Pagan para que se ocupen de ti. Van a verte cada dos domingos, de once a una de la tarde. Te llevan un pastel. Siempre el mismo. Se sientan contigo y te hacen compañía. Te quieren. Tú también los quieres a ellos. Sonríes cuando los ves...
- No te acuerdas de ellos, pero son tu familia. Ellos recuerdan por ti. Te inventan, te moldean… Por ti, porque te quieren. No preguntan cómo estás. Porque estás bien.
- ¿Estás bien?
- Está bien.
- Es tu familia. Te hacen feliz. Tú tienes que hacerlos feliz. Los miras y sonríes… Dos horas para estar con tu familia, para comerte el pastel y para demostrar que te gusta, que llevas esperándolo, esperándolos quince días… Aunque no te acuerdes.
- Hablan. Hablan a tu alrededor, pero no contigo. El más mínimo movimiento por tu parte y sus ojos se te clavan.
- No hables, no te quejes, no incordies. Hazte invisible.
- ¿Por qué no te mueres, eh? ¿Por qué no te mueres de una vez? Si te mueres, tu familia promete llorar mucho en tu entierro y echarte de menos. Te querrá siempre. Te recordará siempre.
- ¡Era tan bueno! ¡Lo queríamos tanto! ¡Cuánto vamos a echar de menos los domingos que pasábamos con él!
- ¿Recuerdas? Familia. Ernesto, Carmen y Emilio. Tu familia.

No hay comentarios: